Berretines locos de muchacho rana me arrastraron ciego en mi juventud
en milongas, timbas y en otras macanas donde fui palmando toda mi salud.
Mi copa bohemia de rubia champaña brindando amoríos borracho la alcé.
Mi vida fue un barco cargado de hazañas que junto a las playas del mal lo encallé.
¡Cómo se pianta la vida!
¡Cómo rezongan los años cuando fieros desengaños nos van abriendo una herida!
Es triste la primavera si se vive desteñida...
¡Cómo se pianta la vida del muchacho calavera!
Los veinte abriles cantaron un día la milonga triste de mi berretín
y en la contradanza de esa algarabía al trompo de mi alma le faltó piolín.
Hoy estoy pagando aquellas ranadas, final de los vivos que siempre se da.
Me encuentro sin chance en esta jugada... La muerte sin grupo ha entrado a tallar...
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